En el documento presentado por el MEC para el debate, respecto al bachillerato, se afirma que ha cumplido aceptablemente su objetivo inicial de preparar para la realización de estudios superiores, universitarios, artísticos o técnicos, pero no así respecto a los ciclos formativos de grado superior. Es erróneo partir de esa premisa cuando desde la Universidad llegan quejas de la deficiente preparación de los alumnos en su ingreso, muchos de los cuales no han cursado en el bachillerato asignaturas como la Física o la Química, que son esenciales en sus estudios universitarios. Para enmendar esta situación en algunas Universidades se plantean impartir un curso cero con los contenidos mínimos necesarios, lo que implicará reconocer y aceptar el fracaso del Bachillerato en la preparación de los futuros universitarios.
En la propuesta del MEC se afirma que nuestro Bachillerato es excesivamente rígido y con pocas opciones y que es necesario flexibilizarlo. Nada más lejos de la realidad. El alumno elige actualmente una modalidad de bachillerato, una vía de modalidad, una asignatura de modalidad y una asignatura optativa. Precisamente la opcionalidad actual está llevando a que muchos alumnos eludan las asignaturas que les resultan más difíciles, como la Física , no a causa de una planificación adecuada para su formación y estudios posteriores, sino sencillamente para superar con éxito el bachillerato y obtener mejores calificaciones en selectividad, "después, ya veremos..."
Parece que actualmente el término flexibilidad es el paradigma que todo lo soluciona. En un mundo tan competitivo como el actual, lo que se precisa no son personas que tengan conocimientos inconexos y superficiales sobre muchas cosas, sino por el contrario personas capaces de pensar y relacionar, que tengan una base sólida que les permita adecuarse a los cambios laborales y reciclarse con facilidad. Los alumnos de bachillerato de ciencias, cualquiera que sea su modalidad, deberían estudiar Matemáticas, Física y Química en los dos cursos, materias básicas sobre las que se asientan las demás disciplinas. Asimismo debería de incrementarse el número de asignaturas de modalidad, ya que sólo suponen doce horas obligatorias respecto de treinta semanales, en un bachillerato de sólo dos años. En la mayoría de los países europeos se cursan más horas de ciencias que en el nuestro.
Respecto a la inclusión de una nueva materia común de contenido científico en el bachillerato, considero que es acertado y necesario en los bachilleratos de letras, ya que la ciencia forma parte, como la literatura, la historia o el arte, del patrimonio cultural de la humanidad. Su contenido debería proporcionar una formación científica básica, primando lo cualitativo sobre lo formal y cuantitativo y siendo impartida por profesores de ciencias. En los bachilleratos de ciencias dicha materia se desarrolla, con un tratamiento más profundo, en las asignaturas de modalidad, cuya carga horaria debería incrementarse y por lo tanto no sería necesario impartir la nueva asignatura.
Artículo publicado en
Heraldo de Aragón el 30-3-2005
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